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TIPOS DE ILUMINACIÓN PARA TU HOGAR


Tipos de bombillas en el hogar

La iluminación en un vivienda, oficina o local comercial es uno de los aspectos más importantes para la eficiencia energética de dichos inmuebles.

Si bien es cierto, en la certificación energética la iluminación sólo se tiene en cuenta en los inmuebles del sector terciario (oficinas, locales comerciales, centros comerciales, hoteles, etc.) no hay que olvidar que en las viviendas también es una fuente de gasto y por tanto también susceptible de ahorro y de ahorro energético.

En el certificado energético en Málaga y resto de localidades sólo se tiene en cuenta la iluminación en los locales y en las oficinas, es por ello, importante saber qué tipos de bombillas existen y sus características.

Principalmente existen cinco tipos de bombillas en la mayoría de hogares; son las tradicionales bombillas incandescentes, las bombillas halógenas, las bombillas de led, las lámparas fluorescentes y las lámparas fluorescentes de descarga compacta:

1.-Bombillas incandescentes

Son las bombillas de toda la vida. Las hay de muchas potencias, y en función de ello, producen una mayor o menor intensidad lumínica. Su emisión de luz se debe al calentamiento de un filamento conductor, generalmente de tungsteno, que se torna incandesdente por efecto Joule debido al paso de corriente eléctrica. Para evitar que el filamento se queme debido a la alta temperatura, se rodea a éste de un vidrio, dentro del cual se hace el vacío o se introduce un gas inerte. Estas lámparas tienen una vida media de alrededor de 1000 horas (oscilan entre 500-2000 horas) y su principal ventaja es que son capaces de emitir una luz cálida. Sus desventajas principales es que tiene una eficiencia muy baja (la mayor parte de la energía que consumen se disipa en forma de calor) y que su vida media es muy baja en comparación con otras tecnologías. Como nota informativa, las lámparas incandescentes, dejaron de fabricarse en Europa desde el 1 de Septiembre de 2012. Si bien aún pueden encontrarse restos de stock en tiendas, poco a poco irán siendo reemplazadas por otras tecnologías mucho más eficientes.

2.- Bombillas halógenas

Son una variante de la bombilla incandescente tradicional. El filamento de tungsteno, se rodea de un gas inerte y una pequeña cantidad de halógeno (generalmente yodo o bromo). El filamento y los gases se encuentran en equilibrio químico, lo que mejora el rendimiento del filamento y aumenta su vida útil. En este caso, el vidrio que rodea al filamento se construye de cuarzo, haciendo que soporte temperaturas más altas, y permitiendo bombillas más pequeñas para potencias altas. En muchos casos, estas lámparas funcionan con tensiones bajas (son comunes las de 12V) por lo que requieren algún tipo de transformador para su uso. Su eficiencia es algo mayor que en el caso de las incandescentes, aproximadamente 18lumenes/W y su vida útil también, siendo de alrededor de 2000-4000 horas.

3.- Bombillas con tecnología LED

Sus siglas significan Ligth Emmiting Diode, diodo emisor de luz. Estos dispositivos son semiconductores que al ser atravesados por una corriente eléctrica la transforman en energía lumínica.  La tecnología LED comenzó alrededor de 1960 pero no fue hasta 30 años más tarde cuando se obtuvieron los primeros LEDs de color blanco. Por sus características, suelen encontrarse en agrupaciones de LEDs, en mayor o menor número, según la intensidad lumínica deseada. Los LEDs tienen múltiples ventajas, entre las que destacan su considerable ahorro energético, arranque instantáneo, menores tamaños en comparación a otras tecnologías, aguante a los encendidos y apagados continuos y su mayor vida útil, de hasta 100000 horas. En la actualidad, su mayor inconveniente es que la inversión inicial es mayor, si bien dicha inversión es ampliamente rentabilizada en el medio y largo plazo, siendo el ahorro muy considerable a lo largo de su vida útil.

4.- Lámparas fluorescentes

Basan su funcionamiento en el principio de fluorescencia. Dentro de un tubo o bulbo se introduce un gas, vapor de mercurio, junto a polvos fluorescentes. Estos polvos se encuentran rodeando las paredes del tubo. Por medio de electrodos se hace circular una corriente eléctrica a través del vapor de mercurio, logrando que este emita radiación ultravioleta. Los polvos fluorescentes que son sensibles a esta radiación, la transforman en radiación de espectro visible. El mercurio se encuentra mezclado con un gas inerte, ambos a baja presión. La eficiencia de estas lámparas puede llegar hasta los 100lumen/Watt. Uno de los inconvenientes de estas lámparas es que son sensibles a la temperatura exterior, teniendo un rango óptimo de funcionamiento. Cuando la temperatura exterior no está dentro de este rango se producen variaciones en el flujo lumínico.

5.- Lámparas fluorescentes de descarga compacta

También llamadas CFL (siglas del inglés compact fluorescent lamp) son conocidas como lámparas de bajo consumo. Se diferencian a simple vista de las lámparas fluorescentes normales por su menor tamaño y la posibilidad de ser instalados en el mismo portalámparas que una lámpara de tipo incandescente. El mayor avance en las lamparas fluorescentes ha sido el reemplazo de los balastos magnéticos o cebadores (transformadores usados para su encendido) por los del tipo electrónico. Este avance ha permitido eliminar el efecto “parpadeo” y el lento encendido que tradicionalmente se ha asociado a esta tecnología de iluminación, además de un menor peso y tamaño.  Este tipo de lámparas compactas fluorescentes permiten un ahorro de alrededor del 80% con respecto a las incandescentes, si bien necesitan un período de tiempo para dar su máximo flujo lumínico, por lo que no se recomiendan para colocarlos en sitios de paso donde estén poco tiempo encendidas. Su vida media varía entre las 6000 y 12000 horas, siendo así su duración entre 6 y 12 veces mayor que el de las bombillas incandescentes y presentan, además, una mejor relación lumen/Watt que éstas.

Temperatura de color y bombillas.

Con la temperatura de color de la luz que emite una determinada bombilla nos referimos, de forma muy resumida, a lo cálida (amarillenta) o fría (azulada) que es una determinada luz.

Para medir este factor se utiliza el K (símbolo del kelvin) que representa la temperatura de color que se asocia a la curva de emisión del cuerpo negro, es decir, determina la composición de colores de la luz. Cuanto mayor es este valor de K más fría (azulada) es la luz. Cuando comienza a calentarse un cuerpo negro, éste emite radiación de onda larga (hacia el rojo) y conforme aumenta la temperatura va pasando a anaranjado, amarillo, hasta llegar al azul, lo cual sucede aproximadamente a la temperatura de 6500K. Es por ello que hablamos de la temperatura de color.

Dicho esto, nos interesa saber que aplicación tiene esto a la hora de decantarnos por una bombilla u otra. Debemos saber, que a menor valor de la temperatura de color, más cálida (amarillenta) será esta luz, y a mayor valor de dicha temperatura más fría (blanca-azulada). Las lámparas de colores “blanco cálido” o “blanco suave” (2700 K a 3000 K) proporcionan un color  algo amarillento parecido al de las lámparas incandescentes. Las lámparas “blanca”, “blanca brillante” o “blanco medio” (3500 K) producen una luz blanca-amarillenta, más blanca que la de una lámpara incandescente pero aún considerada como “cálida”. Las lámparas blanco frío (4100 K) emiten un blanco más puro pero todavía algo amarillento, y las llamadas daylight (luz diurna, de 5000K a 6500 K idealmente) emiten un brillo blanco, al emitir un espectro correspondiente a la temperatura del sol (~6500 K).

A la hora de comprar una bombilla es habitual que el mismo modelo disponga de dos (o más) modelos con las mismas características pero diferente temperatura de color. Por ejemplo, un modelo de 3000 K (luz cálida algo más blanca que la de la bombilla incandescente tradicional) y otro de 6000 K ( más parecida a la luz de día).

En iluminación interior, generalmente se suelen usar luces cálidas (alrededor de 3000 K) cuando se quiere generar un ambiente confortable y cálido, como en las habitaciones de casa, restaurantes, hoteles, etc.. Las lámparas de blanco frío (alrededor de 4000 K) se suelen usar para iluminar zonas donde se exhibe producto como locales comerciales. Y finalmente, las de luz fría (alrededor de 6000 K) son generalmente usadas para zonas de trabajo visual intenso, como talleres, oficinas, cocinas de hogares y restaurantes, etc..

Dependiendo del uso que le queramos dar, elegiremos la que más nos convenga.

Reciclaje de bombillas

Como de tantas otras cosas, también es necesario el reciclaje de las bombillas de bajo consumo. En este apartado vamos a contarte cómo hacerlo y dónde deben llevarse para colaborar en el cuidado del medio ambiente.

Las bombillas de bajo consumo van adentrándose poco a poco y son cada vez más comunes en nuestros hogares. Esto es una buena noticia porque repercute directamente en el consumo eléctrico y en el impacto medioambiental y además son más duraderas, contribuyendo a largo plazo de nuevo en una mejora de los dos aspectos anteriores. Sin embargo, como las bombillas tradicionales, tienen un final y la luz que emiten un día se apaga, por lo que se hace necesario plantearse qué hacer con ellas cuando ese día llega.

Como sabemos, en casa suelen haber tres tipos comunes de bombillas que consumen menos que las bombillas incandescentes. Por un lado tenemos las bombillas halógenas, que como dijimos son una variante de la bombilla incandescente, pero que por sus características consumen bastante menos que éstas y por otro lado tenemos las bombillas de bajo consumo propiamente dichas, que son las CFL y las bombillas led.

Las bombillas CFL, como los tubos fluorescentes, contienen pequeñas cantidades de mercurio, que aunque en esas proporciones no representan un riesgo serio para la salud, si debemos tener en cuenta algunas cosas. Obviamente, no pueden ser depositadas en un contenedor convencional ya que requieren un proceso de reciclaje. Estas bombillas se deben depositar en un contenedor especial preparado para la recogida selectiva de aparatos eléctricos y electrónicos, cuya identificación es un contenedor de basura tachado. Debemos tener en cuenta que si una de estas bombillas CFL se rompe dentro de una habitación cerrada, debemos ventilar ésta durante unos 30 minutos, y posteriormente proceder a su recogida y limpieza preferiblemente con guantes o algún tipo de protección. Lo ideal es depositarlas en algún tipo de bolsa cerrada y echarla al contenedor.

En el caso de las bombillas led no contienen ningún tipo de sustancia tóxica como el mercurio, pero igualmente deben ser depositadas en el contenedor especial de aparatos eléctricos y electrónicos para su reciclaje.

Además de en los conocidos puntos limpios que se pueden encontrar en muchas localidades, también existen algunas asociaciones y fundaciones que se encargan de la recogida de estos aparatos. Para su recogida, es necesario llevar las bombillas a contenedores habilitados que se encuentran en grandes superficies, tiendas de iluminación, ferreterías, etc… Pincha aquí para ver el punto limpio más cercano a tu casa.

Desde estos puntos de recogida se trasladan hasta centros de reciclaje donde se desguazan, y se recuperan las partes aprovechables. De esta forma se pueden recuperar plásticos, vidrios, aluminios, etc..

Poco a poco nos vamos concienciando de la necesidad de reciclar y los datos comienzan a ser optimistas, pues en el año 2010 se reciclaron más de 12 millones de bombillas en España. Y la cifra continúa subiendo.. ¡qué no pare!


Tipos de bombillas

Bombillas de bajo consumo


La bombilla compacta fluorescente o también denominadas CFL cuyas siglas del inglés significan Compact Fluorescent Lamp es un tipo de bombilla que puede usarse con rosca Edison normal (la E27) o fina (E14). En algunos lugares se la conoce también como lámpara fría, lámpara ahorradora de energía, lámpara de bajo consumo, bombilla de bajo consumo, bombilla ahorradora, etc..

Si las comparamos con las bombillas incandescentes tradicionales, las CFL tienen una vida útil mayor y un menor consumo de energía eléctrica.

Funcionamiento de las bombillas de bajo consumo CFL:

La teoría sobre la que se basan las bombillas CFL es la misma que la de los tubos fluorescentes comunes, pero con ventajas añadidas, como un menor tamaño y manejabilidad, más eficiencia, etc..

Al colocar la bombilla en un portalámparas como el que usan la mayoría de lámparas incandescentes (E27 o E14) y accionar el interruptor la corriente eléctrica alterna fluye por el balasto electrónico, donde un rectificador diodo de onda completa la convierte en corriente continua. Pero esta corriente continua no es la que llega finalmente a los filamentos de la lámpara, sino que esta corriente continua pasa de nuevo por un proceso de conversión a corriente alterna de alta frecuencia (entre 20-60 kHz, mucho mayor de los 50-60 Hz de la red eléctrica).

El principal objetivo de este proceso de aumento de la frecuencia es evitar el habitual parpadeo que provoca el arco eléctrico que se crea dentro de las lámparas fluorescentes cuando se encuentran encendidas, ya que éstas no disponen balastros electrónicos y funcionan con balastros electromagnéticos a una frecuencia de 50 ó 60 Hz (la de la red eléctrica) produciendo el parpadeo. En las bombillas CFL como hemos dicho, la frecuencia es mucho mayor y el parpadeo es inapreciable a efectos prácticos.

Cuando los filamentos de una lámpara CFL se calientan por el paso de la corriente, el aumento de la temperatura ioniza el gas inerte que se encuentra dentro y que suele ser neón o argón, creándose un puente de plasma entre los dos filamentos. A través del puente se origina un flujo de electrones que aporta las condiciones para que el balastro electrónico produzca la chispa y se inicie el arco entre los dos filamentos. A partir de aquí los filamentos cesan su incandescencia apagándose, y su función a partir de ese momento es mantener el arco eléctrico durante todo el tiempo de encendido de la bombilla. Aunque el arco eléctrico no es el responsable directo de la luz que emiten estas lámparas, su existencia es imprescindible para que se mantenga.

Ventajas de las Bombillas de Bajo Consumo (CFL):

Con respecto a los tubos fluorescentes, las ventajas de las bombillas CFL son evidentes: mayor frecuencia de la corriente alterna evitando el incómodo parpadeo y un tamaño considerablemente menor.

Con respecto a las bombillas incandescentes sus ventajas también son considerables. Producen la misma luz que sus equivalentes incandescentes pero con un consumo energético mucho menor, rondando el 80% de ahorro. Este ahorro es debido fundamentalmente a que producen mucho menos calor (las bombillas incandescentes son muy ineficientes en este sentido). Su vida útil es mucho mayor y pueden durar entre 8 y 12 veces más que las bombillas convencionales. Su vida media está alrededor de las 8000 horas. Por cada bombilla de bajo consumo (sea CFL o led ) que colocamos en casa, se estima que se emiten del orden de 20kg de CO2 menos a la atmósfera por año.

Inconvenientes de las Bombillas de Bajo Consumo (CFL):

Arranque paulatino: Las bombillas CFL, al contrario que las led y las convencionales, necesitan un tiempo para alcanzar su máxima luminosidad, no siendo recomendable usarlas en sitios de paso como pasillos o habitaciones de uso puntual, como el baño. Su uso puede ser más recomendables para salas de estar, cocinas, jardines, etc.. donde estén encendidas prolongadamente.

Vida útil: las bombillas CFL sí son sensibles a los ciclos de apagado y encendido, afectando a su duración, por lo que si este tipo de bombillas son usadas en sitios de paso o de poco uso como hemos comentado en el párrafo anterior su vida útil puede ser menor que la indicada por el fabricante.

Toxicidad: las bombillas CFL cuentan con pequeñas cantidades de mercurio, que si bien no suponen un riesgo directo para la salud en esas proporciones, sí deben tratarse después del fin de su vida útil y no se pueden arrojar al contenedor convencional. Puedes ver más sobre las precauciones y tratamiento en el artículo de este blog dedicado al reciclaje de bombillas pinchando aquí.

Falsedades de las Bombillas de Bajo Consumo (CFL):

No es cierto que las bombillas CFL o de bajo consumo produzcan parpadeos como las fluorescentes, ya que gracias a su balastro electrónico  ya no tienen estos problemas .

No es cierto que tengan escasa potencia, ya que con un consumo mucho menor que las bombillas incandescentes producen la misma luz. Sólo es cuestión de buscar el equivalente y aprovechar sus ventajas.

Es falso que las bombillas CFL puedan explotar si entran en cortocircuito. Éste es otro problema del balastro electromagnético de los tubos fluorescentes que fue solucionado en las CFL con el uso del balastro electrónico.


Bombillas LED y bajo consumo

Bombillas led

Cada día son más comunes las soluciones de bajo consumo para lograr el máximo ahorro energético en los hogares. Dentro de estas soluciones se está abriendo paso la bombilla led. Sus ventajas son múltiples, pero principalmente podemos hablar de dos, ahorro y ecología. Suponen un ahorro energético que repercute tanto en el bolsillo del consumidor como en su calidad de vida y respeto al medio ambiente. El hecho de que consuman una cantidad relativamente mínima con respecto a las bombillas incandescentes no supone en absoluto una merma de su calidad, durabilidad y eficiencia, siendo por el contrario más duraderas, eficientes y eficaces en cuanto a luminosidad que las bombillas tradicionales. Sus ventajas son:

Fiabilidad:

Las bombillas led están formadas de componentes electrónicos que resultan muy fiables y duraderos. Son menos propensos a roturas o averías por manipulación que las bombillas tradicionales, y no tienen problemas para soportar encendidos y apagados frecuentes. Su vida útil supera ampliamente la de las bombillas incandescentes, llegando a ser de media, de unas 30000 horas ( y llegando en algunos casos a las 100000 horas). Muchísimo si lo comparamos con las 1000-2000 horas de vida media de las lámparas incandescentes tradicionales. Imagina cuántas bombillas incandescentes tendrías que comprar para llegar a esos valores de duración y cuánto te supondría económicamente. Desde luego sería mucho más caro comprar 30-50 bombillas incandescentes que cualquier bombilla led.

Ahorro energético:

Una bombilla led puede ser equivalente en luminosidad a otra bombilla incandescente que consume 10 veces más. Una bombilla led de 5-7W podría equivaler a una bombilla tradicional de 60W. En la sección de cálculos de tarifas de esta misma web podrás ver cuánto supone, de media, el ahorro anual en base a diferentes situaciones. Pero ten en cuenta, que si cada una de las bombillas más usadas de tu casa consumen electricidad por valor de unos 20 euros de media con bombillas incandescentes al año, y tienes unas 5, la factura será de 100 euros, mientras que con bombillas led sería unas 10 veces menor, es decir, 10 euros. Y así proporcionalmente…

Luz intensa y clara:

Otra de las ventajas de las bombillas led es que alcanzan su máxima intensidad lumínica muy rápido, no necesitando ningún tiempo de “calentamiento” como otras tecnologías de bajo consumo para dar su máximo potencial. La luz que producen, además, es muy intensa, clara y homogénea, lo cual hace que su luz se asemeje a la luz diurna más que otros tipos de bombillas. Este tipo de tecnología produce una luz que puede cubrir desde las necesidades de una pequeña luz de apoyo para lectura hasta las de una gran urbe siendo cada vez más usadas incluso en farolas, naves industriales, etc..

Estética:

Las tecnología led no necesita de voluminosos aparatos. De hecho, los leds y sus placas suelen ser de tamaño bastante reducido, lo que los hace fáciles de camuflar ocupando muy poco espacio (si es necesario). Además de esto, los diseños de las bombillas led son, en muchos casos, mejorados con aluminios coloreados, formas de vela, etc… lo que les da un aire de diseño moderno.

Medio ambiente:

Aquí una de las ventajas más importantes. La tecnología led no sólo incluye un considerable ahorro energético, lo cual ya de por sí es una gran ventaja, sino que además las propias bombillas led no están fabricadas de compuestos contaminantes peligrosos, como el mercurio. Además, muchos de sus componentes son reciclables, lo que aporta otra ventaja extra ya que además de duraderas no producen apenas deshechos a la hora de generar otra bombilla nueva a partir de la usada. Si bien la obtención de aluminio que se necesita para disipar el calor producido por la bombilla conlleva un consumo energético alto y subproductos derivados como el ácido sulfúrico, según el PNNL, un centro especializado del Departamento de Energía de Estados Unidos, la tecnología led reducirá este impacto en un 50% en los próximo 5 años. Se logrará reducir el tamaño del disipador de aluminio y se conseguirá esa reducción de impacto ambiental en un 50% con respecto a la actual, y en un 70% con respecto a las bombillas CFL, que no se espera que cambien en gran medida en ese aspecto.

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