Con el trascurso de los años, como es normal nuestras persianas de madera pueden perder su brillo natural. Para protegerlas en la medida de lo posible es fundamental no descuidar su limpieza. Como mínimo una vez al mes deberemos retirar el polvo y la suciedad acumulada con una gamuza húmeda. Posteriormente, frotaremos toda la superficie de la persiana con un paño impregnado en aceite de linaza. Siempre que sea posible, conviene decantarse por un producto con propiedades secantes, para que el tiempo de absorción sea menor.
Además las persianas de madera por recomendación se ha de barnizar, por lo menos, una vez al año. Con esto devolveremos el brillo natural y aumentará su impermeabilidad y su resistencia frente a las agresiones del sol, y el frío.
El barniz debe aplicarse sobre la madera una vez ya la hayamos limpiado y se encuentre libre de restos de otros productos, por lo que es requisito decapar y lijar. Una vez que la superficie está lista, se barniza con una brocha o un rodillo empapados en un producto específico para exteriores. Se recomienda aplicar dos capas de barniz y respetar los tiempos de secado que indique el fabricante.
Las persianas metálicas enrollables destacan por su durabilidad y su firmeza por eso generalmente se encuentran al aire libre por lo que los agentes externos pueden causar daños y desperfectos en su superficie. Para evitar daños y que todos los mecanismos funcionen como es debido debemos cuidar:
Las lamas: limpiándolas de forma regular, evitando los productos agresivos o que puedan dañar la superficie. Debemos limpiar estas lamas en vertical para evitar desplazamientos si lo hacemos en horizontal.
Las guías y las esquinas: estos huecos acumulan mayor cantidad de suciedad por lo que la limpieza debe ser más exhaustiva y cuidadosa ya que de ella depende el buen funcionamiento de las lamas. Si vamos a lubricarlas debemos hacerlo con cuidado o llamar a un profesional.
Si nuestra persiana tiene cajón o recogedor de cinta debemos asegurarnos de que nos hay restos de cemento que puedan rayar las lamas. En el caso de que sean motorizadas si algo falla lo mejor es contactar con el profesional.
Las persianas automáticas basan sus funcionamiento en un motor que esta instalado en el eje de rotación. Los dos mecanismos de elevación son el telemando y el botón. Y con un simple gesto podremos hacer que las persianas suban y bajen como nosotros queramos. Este mecanismo favorece la conservación del motor y alargará la vida de la propia persiana.
Por otra parte, gracias a la electrónica, se puede conseguir que todas las persianas suban o bajen al unísono. Inclusive, tenemos la posibilidad de programarlas para que suban con los primeros rayos de sol al amanecer y se bajen por si mismas cuando la temperatura desciende o cuando comience a anochecer. De esta forma podremos evitar la pérdida de calor, y como consecuencia ahorraremos energía y simularemos la presencia de gente en el interior, aunque la casa esté vacía.
Eso sí, deberá de tener en cuenta que su instalación es más costosa, al igual que su reparación. Y un requisito que deben de cumplir para instalarlas es tener cerca un enchufe y, que cuando se estropea el motor, la persiana normalmente queda inutilizada, puesto que no emplea cintas y la mayoría de los modelos no cuentan con mecanismos manuales de emergencia.
Estos son los mecanismos más habituales para mover una persiana enrollable a parte del mecanismo de apertura automático descrito anteriormente:
Mediante una cinta o escalerilla que tiene el cometido de recogerse en una polea inferior (con un muelle interno) y otra superior, en la cual la fuerza la realiza el peso de la persiana, con un contrapeso. Es el sistema más habitual que se utiliza en las persianas. En ocasiones puede estar motorizado en el cajetín inferior.
Mediante el uso de una manivela. Es mucho más lento que la cinta convencional, pero en este caso la manivela acciona un torno que va recogiendo un cable, el cual pasa dentro de un tubo que se encuentra empotrado en la pared, de esta manera se realiza una fuerza menor que con la cinta.
Mediante una cuerda que enrolla la persiana por su centro y se ata en un lateral de la ventana. Este tipo es el modelo más rudimentario que a medida que pasa el tiempo va desapareciendo en su mayoría.